dilluns, 10 de setembre del 2007

Experiencias

Mi estancia en el CUR es realmente satisfactoria y desde que estoy aquí mi vida ha cambiado mucho en todos los aspectos, mentalmente, espiritualmente y corporalmente.
Pinto cuadros al óleo y hago manualidades, lo cual me distrae mucho. Lo que también me distrae y me gustan mucho son los perros. Tuve una vez un setter irlandés, un perro muy cariñoso que me regalaron, estuvo conmigo unos meses por motivos de un viaje al perro lo tuve que dar y ahora lo hecho mucho de menos y me siento muy solo pues jugábamos a la pelota, se la tiraba y me la traía. Los perros son de tremendo valor, lealtad, devoción y compresión, sobre todo el hecho más sobresaliente es la fantástica fidelidad del perro hacia el hombre. Sí algún perro se comportara mal, deberían echarnos la culpa a nosotros y no a los perros, ya que somos nosotros los responsables en educarlos. El setter irlandés es un perro muy reconocido y apreciado por su belleza externa y sus habilidades de caza. El origen de esta raza tuvo lugar en Irlanda, donde a principios del siglo XVII se vio por primera vez. Pero no sería hasta un siglo más tarde cuando el color rojo o caoba rojizo se llegó a definir.
(J)