dijous, 9 de setembre del 2004

Un pueblo donde descansar

Son pocos habitantes, que tradicionalmente han vivido de las tierras y los animales, y que aun siguen viviendo de eso.

Las montañas de alrededor sirven para que pasten las ovejas y críen los pollos, conejos y cerdos. Las aguas de su manantial riegan los huertos y en el río se reúnen los pescadores. Sí!, hay una manantial que abastece todo el pueblos, así que sus calles llenas de pendientes están adornadas con distintas fuentes.

Hay ruinas de casas antiguas, hay casas que datan de 1800, y otras más modernas que, sin embargo, no han perdido el toque rústico. Una de las cosas más antiguas que se conservan son las ruinas de un antiguo castillo musulmán.

También pasaron por allí soldados de la guerra civil, es por eso que se pueden encontrar en sus montañas material militar.

En las aguas de su río, cada verano nos bañábamos, pero ahora hay una piscina en la entrada del pueblo. Junto al manantial hay un antiguo molino de agua muy bien conservado, y cerca de él, el cementerio.

La verdad es que no hay mucha cosa para divertirse, pero solo con dar una vuelta paseando vale la pena estar allí.

Subiendo por un camino de la montaña se va a parar a una mina ya cerrada y más arriba la ermita está de San Mamet.

Su fiesta mayor es en agosto y durante esos días hacen actividades en el polideportivo al aire libre para los más pequeños, un concurso de cartas que se llama butifarra y baile, mucho baile.

Es posible que dentro de unos años crezca y se hagan más construcciones, pero espero que el pueblo no cambie y mantenga su esencia.

(P.B)